En una sociedad libre, los hombres no están obligados a tratar unos con los otros. Solo lo hacen por acuerdo voluntario y, cuando interviene el elemento tiempo, por contrato. Si un contrato se rompe a causa de la decisión arbitraria de una de las partes, puede causar un enorme perjuicio financiero a la otra, y el que ha sido perjudicado no tendrá otro recurso que confiscar la propiedad del delincuente como compensación. Pero tampoco aquí puede dejarse el uso de la fuerza al arbitrio de los individuos particulares. Y esto lleva a una de las más importantes y complejas funciones del gobierno: actuar como árbitro en las disputas entre los hombres, de acuerdo con leyes objetivas.

- Ayn Rand. La virtud del egoísmo (1964).


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2/7/2024, 5:00:13 PM  -  8 months ago.

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