Mientras la enseñanza superior fue provista predominantemente por facultades y universidades privadas, no existió ningún problema de injusticia. Un colegio privado tiene derecho a enseñar cualquier tipo de ideas que sus propietarios decidan, y de excluir todas las ideas opuestas; pero no tiene el poder de imponer por la fuerza tal exclusión sobre el resto del país. Los que se oponen tienen derecho a establecer sus propios colegios, y a enseñar sus ideas en un espectro más amplio de puntos de vista, si eso es lo que deciden. La competencia en el libre mercado de las ideas hace el resto, determinando el éxito o el fracaso de cada colegio, lo cual, históricamente, fue el curso del desarrollo de las grandes universidades privadas. Pero el crecimiento del poder del Gobierno, de las universidades estatales y de los impuestos puso a las universidades privadas bajo un control y una dependencia cada vez mayores por parte del Gobierno.
- Ayn Rand. Filosofía: quién la necesita (1982).
12/6/2024, 5:00:10 PM - a month ago.