[Un inviduo racional] siempre se sentirá atraído por [aquella persona] que refleja su visión más profunda de sí mismo, la [persona] cuya entrega le permite experimentar (o fingir) un sentido de autoestima. [Tal individuo] que está orgullosamente seguro de su propio valor, querrá el tipo de [pareja] más [alta] que pueda encontrar, la [pareja] que admire, la más fuerte, la más difícil de conquistar, porque solo la posesión de una heroína le dará la sensación de un logro, no la posesión de una sin cerebro... Él no busca así ganar su propio valor, sino expresarlo. No hay conflicto entre los estándares de su mente y los deseos de su cuerpo.

- Ayn Rand. El Nuevo Intelectual (1961).