En una pausa, Dominique preguntó:

—Steve, ¿cómo está?

—Como siempre. No cambia, ya lo sabes.

Él le dio un puntapié al leño y cayeron rodando algunas brasas. Las volvió a colocar. Dijo:

—A menudo pienso que es el único de nosotros que ha alcanzado la inmortalidad. No lo digo en el sentido de la fama, ni de que no vaya a morir algún día, sino de que la está viviendo. Creo que él es lo que significa ese concepto. Ya sabes cómo anhela la gente la eternidad. Pero van muriendo con el paso de los días. Cuando te los encuentras, no son lo que viste la última vez. En cualquier momento, matarán alguna parte de sí mismos. Cambian, niegan, contradicen. Y a eso lo llaman crecer. Al final, no queda nada, nada que no se haya revertido o traicionado. Es como si nunca hubiese existido una entidad, sólo una sucesión de adjetivos que van transcurriendo con fundidos en negro hacia una masa informe. ¿Cómo pueden aspirar a la permanencia, cuando nunca retuvieron un solo momento? Pero Howard... Uno sí se imagina que él exista para siempre.

- Ayn Rand. El Manantial (1943).


Sent 3 times

12/12/2023, 5:00:04 PM  -  7 months ago.

Made with Fresh