El error básico en todas estas variadas confusiones es el mismo: consiste en olvidar que la moral trata únicamente de cuestiones sometidas a la elección humana, lo que quiere decir: olvidar la diferencia entre «incapaz» y «renuente». Esto permite a la gente traducir la frase hecha: «No hay negros ni blancos» como: «Los hombres son incapaces de ser totalmente buenos o totalmente malos», lo cual se acepta con vaga resignación, sin cuestionar las contradicciones metafísicas implicadas.

Pero pocas personas lo aceptarían si a esa frase hecha se le diera el significado verdadero que se intenta introducir subrepticiamente en sus cerebros: «Los hombres son renuentes a ser totalmente buenos o totalmente malos».

Lo primero que se diría a quien defendiese tal proposición sería: «Hable por usted mismo, no por los demás», y eso, realmente, es lo que el hombre hace, consciente o inconscientemente, en forma intencionada o inadvertida, cuando declara: «No hay negros ni blancos», pues lo que expresa es una confesión psicológica y lo que significa es: «No estoy dispuesto a ser totalmente bueno y, por favor, no me considere totalmente malo».

- Ayn Rand. La virtud del egoísmo (1964).


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1/31/2024, 5:00:08 PM  -  8 months ago.

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