—Ahí tienes, ésa es la crueldad de la gente concienzuda. No lo entenderías, ¿a que no?, si yo respondiese que la verdadera devoción consiste en estar dispuesto a mentir, engañar y fingir para hacer a otra persona feliz..., a crear para ella la realidad que quiere, si no le gusta la que existe.

—No —dijo él despacio—. No lo entendería.

—Es realmente muy sencillo. Si le dices a una mujer hermosa que es hermosa, ¿qué le has dado? No es más que un hecho, y no te ha costado nada. Pero si le dices a una mujer fea que es hermosa, le ofreces el inmenso homenaje de corromper el concepto de belleza. Amar a una mujer por sus virtudes no significa nada. Se lo ha ganado, es un pago, no un regalo. Pero amarla por sus vicios es un verdadero regalo, ni ganado ni merecido. Amarla por sus vicios es profanar todas las virtudes por su bien..., y eso es un verdadero tributo de amor, porque estás sacrificando tu conciencia, tu razón, tu integridad y tu inestimable autoestima.

Él la miró sin comprender. Parecía una corrupción monstruosa que le impedía preguntarse si alguien realmente querría estar diciendo aquello; sólo se preguntó con qué propósito lo dijo ella.

- Ayn Rand. La rebelión de Atlas (1957).


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9/13/2024, 6:00:10 PM  -  22 days ago.

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